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El restaurador Julio Alcaraz acaba de culminar la restauración de un crucificado que forma parte del museo del Santo Ángel. A lo largo de la intervención ha sido descubierto que en realidad se trata de un Cristo americano de pasta de maíz. «Se trataba de una obra enigmática, por su rareza, llamaba la atención sus espaldas abiertas por los latigazos. Estaba necesitada de una restauración, que de manera extraordinaria ha sido llevada a cabo por Julio Alcaraz, y que ha dado como resultado la aparición de una obra realizada en pasta de maíz, con ejemplos en Quito y Guatemala de similares características. Forma parte de las colecciones del Museo del Santo Ángel y a partir de ahora adquiere un valor especial fruto del intenso comercio con América, del que se conservan notables muestras en el museo carmelitano».
La talla se encontraba en un mal estado de conservación. Problemas en el soporte, repintes y varias partes del cuerpo fracturados , tal y como apunta Julio Alcaraz, encargado de la restauración. «El soporte se encontraba en muy mal estado de conservación. Los principales problemas de soporte eran las roturas y pérdidas volumétricas, así como la gran cantidad de adhesivos y masillas varias de origen desconocido utilizadas en intervenciones pasadas y cuyos componentes abrasivos estaban descomponiendo el material original. Los pies se encontraban completamente fracturados en pequeños fragmentos, mientras que el brazo izquierdo se presentaba completamente fracturado por el hombro, la mano izquierda había perdido todos sus dedos y la derecha había desaparecido por completo. El rostro presentaba dos pérdidas importantes, el párpado superior izquierdo y el párpado inferior derecho».
Otra de las deficiencias encontradas era la falta de policromía en algunas zonas, el desgaste y la acumulación de suciedad. «Los estratos de policromía se encontraban completamente levantados, en pequeñas cazoletas, crestas y grandes lagunas ocasionadas por el desprendimiento de los mismos. En las zonas salientes, donde es más fácil el contacto físico de los fieles, el desgaste de la policromía y la acumulación de suciedad y grasa eran muy pronunciados. Como era el torso de la imagen. La gran acumulación de suciedad adherida en el resto de la imagen desvirtuaba por completo las tonalidades originales de la obra».
Para la restauración, Julio Alcaraz ha utilizado «los tratamientos menos dañinos para la integridad de la obra, utilizando los materiales de mayor calidad en el mercado, con las características de reversibilidad, inocuidad y estabilidad con los materiales originales de la obra». Todo el proceso de la intervención ha sido documentada desde el inicio, «la intervención de conservación y restauración ha ido documentándose fotográficamente antes, durante y tras la intervención realizada, para dejar constancia de su estado anterior, del proceso de intervención y de su estado final tras la misma, evitando en todo momento que se pueda incurrir en una falsificación».
«Tras la documentación fotográfica, comenzaron los procesos de conservación y restauración. Se eliminó de forma mecánica la gran acumulación de suciedad y cera, adhesivos, masillas de material corrosivo de intervenciones pasadas y espigas metálicas que presentaba la obra. Una vez realizada la limpieza superficial se procedió a la fijación, de la capa polícroma al soporte, mediante colas proteicas. Posteriormente se realizó la consolidación del soporte mediante inyección, realización y colocación de espigas lígneas», ha apuntado el restaurador, siguiendo el proceso de la recuperación de la talla.
Por último, como conclusión de esta pieza que podrá admirarse en el Santo Ángel en su mejore esplendor, «tras los tratamientos curativos, se procedió a los tratamientos de restauración (más estéticos y visuales). Para ello se comenzó reintegrando volumétricamente aquellas faltas significativas, como manos, párpados o fragmentos de los pies. Tras esto, se procedió a la realización de test de solubilidad para la limpieza química que consistió en la eliminación de una gran acumulación de barnices, material graso y suciedad. Posteriormente se procedió a la realización de estucado de lagunas, reintegración cromática mediante la técnica discernible del rigatino y protección final de la capa polícroma con un brillo matizado según el estilo de la obra escultórica».