La obra escultórica es atribuida al escultor de Churriana de la Vega, Domingo Sánchez Mesa
El conservador, restaurador y gestor de bienes culturales, Julio Alcaraz, ha restaurado en su taller de Granada capital la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria de la iglesia de la localidad alpujarreña de Cádiar. Esta imagen es procesionada la víspera del día de San Blas.
Julio Alcaraz, estudió la carrera universitaria de Conservación y Restauración en la Universidad de Granada, realizando el máster de Gestión del Patrimonio y Museos en Sevilla. Ha restaurado, entre otras muchas obras artísticas, la imágenes de San Blas de Cádiar, San Pantaleón de Berchules, la Virgen de las Angustias de San Andrés de Granada, la Coronación de la Virgen del Santo Ángel de Sevilla, una pintura del taller de Bartolomé Esteban Murillo de Sevilla, etcétera.
La obra escultórica de Nuestra Señora de la Candelaria de Cádiar, atribuida al célebre escultor Domingo Sánchez Mesa (Churriana de la Vega, Granada 1903 – Granada 1989), es de tamaño natural (166 cm), siendo de la tipología de candelero, realizada en madera policromada. Presenta otros materiales, como ojos de cristal y ornamentación realizados en madera. La obra representa el momento en el que la Virgen María presenta al Niño Jesús en el templo. El conjunto se compone de la Virgen María gloriosa con su hijo bendiciendo sobre el brazo izquierdo.
Julio Alcaraz ha manifestado que el estado de conservación de la obra «era preocupante. El soporte presentaba grandes deterioros ocasionados por el paso del tiempo y su manipulación. El torso se abría en dos a causa de dos grandes grietas que atravesaban la pieza escultórica en toda su profundidad. Los brazos se encontraban muy debilitados por un ataque xilófago pasado. El candelero de cajón se encontraba completamente abierto. Mientras que en la cabeza de la virgen encontrábamos una grieta preocupante para la integridad de la mascarilla. Los dedos de la Virgen y del niño se encontraban muy deteriorados por diversas roturas. No obstante, la policromía de ambas imágenes no presentaba grandes deterioros, exceptuando las faltas en aquellas zonas donde se hallaban las grietas y roturas, levantamientos de la capa de preparación y policromía puntuales y suciedad en toda la obra», relata.
La intervención sobre el conjunto escultórico se ha basado en la conservación/restauración científica, teniendo muy en cuenta su funcionalidad, la cual es de culto, por lo que debía de transmitir unos ideales y unas sensaciones que en el estado en el que se encontraba no llegaba a ser del todo posible. El restaurador, Julio Alcaraz, ha escogido para ello los tratamientos menos dañinos para la integridad de la obra, usando para ello materiales reversibles, inocuos y estables con los materiales componentes de la misma.
«La obra ha ido documentándose fotográficamente antes, durante y tras la intervención realizada, para dejar constancia de su estado anterior, del proceso de intervención y de su estado final tras la misma, evitando en todo momento que se pueda incurrir en una falsificación. Tras la documentación fotográfica, comenzaron los procesos de conservación y restauración. Se eliminó de forma mecánica la gran acumulación de suciedad y cera que presentaba la obra. Una vez realizada la limpieza superficial se procedió a la consolidación del soporte y a la fijación de la capa polícroma al soporte», indica Julio Alcaraz.
«Una vez se llevados a cabo los tratamientos curativos, se procedió a los tratamientos de restauración (más estéticos y visuales). Para ello se comenzó reintegrando volumétricamente aquellas faltas significativas, como dedos. Tras esto, se procedió a la realización de test de solubilidad para la limpieza química y posteriormente se procedió a la realización de dicha limpieza, estucado de lagunas, reintegración cromática y protección final de la capa polícroma», termina diciendo conservador, restaurador y gestor de bienes culturales Julio Alcaraz.
La intervención sobre el conjunto escultórico se ha basado en la conservación/restauración científica, teniendo muy en cuenta su funcionalidad, la cual es de culto, por lo que debía de transmitir unos ideales y unas sensaciones que en el estado en el que se encontraba no llegaba a ser del todo posible. El restaurador, Julio Alcaraz, ha escogido para ello los tratamientos menos dañinos para la integridad de la obra, usando para ello materiales reversibles, inocuos y estables con los materiales componentes de la misma.
Tras la documentación fotográfica, comenzaron los procesos de conservación y restauración. Se eliminó de forma mecánica la gran acumulación de suciedad y cera que presentaba la obra. Una vez realizada la limpieza superficial se procedió a la consolidación del soporte y a la fijación de la capa polícroma al soporte», indica Julio Alcaraz.
«Una vez se llevados a cabo los tratamientos curativos, se procedió a los tratamientos de restauración (más estéticos y visuales). Para ello se comenzó reintegrando volumétricamente aquellas faltas significativas, como dedos. Tras esto, se procedió a la realización de test de solubilidad para la limpieza química y posteriormente se procedió a la realización de dicha limpieza, estucado de lagunas, reintegración cromática y protección final de la capa polícroma», termina diciendo conservador, restaurador y gestor de bienes culturales Julio Alcaraz.