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El Santo Ángel prosigue con la conservación de su patrimonio. En esta ocasión, ha restaurado el grupo escultórico de la coronación de la Virgen, gracias a la labor llevada a cabo por Julio Alcaraz. Se trata de una obra atribuida a Cristóbal Ramos, de dimensiones académicas, «siendo de la tipología de bulto redondo, realizada en terracota y telas encoladas, policromada y estofada en oro y plata. Presenta otros materiales, como ojos de cristal y atributos u ornamentación realizados en madera».
La Virgen es coronada por la Santísima Trinidad como reina de cielos y tierra, en el que aparece el Espíritu Santo, saliendo de unos rayos de sol, Dios Padre y Jesucristo entronizados sobre unas nubes y coronando a la Virgen María, la cual se encuentra arrodillada sobre las nubes, con los brazos entrelazados sobre su pecho y la cabeza inclinada hacia abajo, sobre la atenta mirada de dos pequeñas cabezas de querubines.
Un misterio que se encontraba en un mal estado de conservación, tal y como comenta su restaurador, Julio Alcaraz, «el soporte presentaba algunos deterioros ocasionados por el paso del tiempo y su manipulación. Las piezas de terracota se encontraban en buen estado, exceptuando las pérdidas volumétricas, mientras que las telas encoladas presentaban pérdidas de preparación y grietas, las cuales le daban inestabilidad a la obra. Las capas polícromas se encontraban en un estado de conservación muy preocupantes, ya que había un gran porcentaje de zonas con una fijación al soporte inestable y grandes zonas de pérdidas de la misma. La gran acumulación de suciedad por polvo y humos, unida a los restos de cera, impedían poder apreciar la calidad y tonalidades, así como detalles minuciosos que presenta la obra. La policromía original ha llegado intacta en zonas como carnaciones de los personajes, cabellos y peana, mientras que los ropajes fueron repolicromados en su totalidad en posibles intervenciones de décadas pasadas. Las nubes y todas las zonas estofadas, presentaban repintes puntuales en zonas donde la plata original se había perdido».
El restaurador, Julio Alcaraz, ha escogido para ello los tratamientos menos dañinos para la integridad de la obra, usando para ello materiales reversibles, inocuos y estables con los materiales componentes de la misma».
«La obra ha ido documentándose fotográficamente antes, durante y tras la intervención realizada, para dejar constancia de su estado anterior, del proceso de intervención y de su estado final tras la misma, evitando en todo momento que se pueda incurrir en una falsificación. Tras la documentación fotográfica, comenzaron los procesos de conservación y restauración. Se eliminó de forma mecánica la gran acumulación de suciedad y cera que presentaba la obra. Una vez realizada la limpieza superficial se procedió a la consolidación del soporte mediante inyección y a la fijación de la capa polícroma al soporte mediante colas proteicas», según comenta el restaurador.
La conclusión de la restauración ha consistido en que, «una vez se llevaron a cabo los tratamientos curativos, se procedió a los tratamientos de restauración (más estéticos y visuales). Para ello se comenzó reintegrando volumétricamente aquellas faltas significativas, como dedos de algunos personajes o el pico del Espíritu Santo. Tras esto, se procedió a la realización de test de solubilidad para la limpieza química y posteriormente se procedió a la realización de dicha limpieza, estucado de lagunas, reintegración cromática y protección final de la capa polícroma». 